Trasfondo
Las cosas son algo más difíciles para los cristianos en nuestra sociedad hoy que unas décadas atrás, ¿no es cierto? En tiempos como estos, probablemente sea bueno tener un poco de perspectiva. Creo que cualquiera de nosotros, al saber los que experimentó la iglesia primitiva -y, por cierto, lo que cristianos de otras partes del mundo están experimentando ahora-, nos sentiríamos bastante avergonzados si alguien nos encontrara quejándonos de nuestra suerte.
En este artículo veremos la persecución que enfrentaron nuestros hermanos y hermanas en la iglesia incipiente de los primeros siglos después de Cristo, e identificaremos a algunos de los emperadores bajo los cuales sufrieron los cristianos.
Razones de la persecución
Hay varias razones importantes e interrelacionadas de la persecución en la iglesia primitiva.En primer lugar, estaba el problema de la identidad. El cristianismo se identificó primero con el judaísmo, pero las personas pronto lo vieron como una religión diferente. A los judíos los dejaban tranquilos, mayormente. A Roma le pareció mejor simplemente confinarlos y no molestarlos. El cristianismo, sin embargo, era una secta extraña y nueva, y comenzó a extenderse a través de grupos de pueblos y fronteras geográficas. La gente se sintió amenazada por esta nueva religión de "bichos raros".
El problema siguiente eran las actividades religiosas de los cristianos, lo que hacían y lo que no hacían.
En los días del imperio romano, el culto a los dioses paganos y al emperador era parte de la vida de todos. Dos problemas surgieron debido a esto. Primero, debido a que ellos no participaban en los rituales paganos sino tendían a mantenerse aparte, los cristianos eran considerados como antisociales. Cuando la policía imperial se interesó en ellos, se volvieron más reservados, lo que agregó leña al fuego. Se los asoció con los collegia -clubes o sociedades secretas-, y los líderes desconfiaban de estos grupos por la amenaza de sedición. Segundo, dado que los cristianos rehusaban participar en las actividades religiosas que se consideraba que aplacaban a los dioses, se convirtieron en una amenaza para el bienestar de la comunidad. Tertuliano, escribiendo en 196 a.C., dijo: "Los cristianos tienen la culpa de todo desastre público y toda desgracia que sobreviene al pueblo. Si el Tíber sube hasta los muros, si el Nilo no sube e inunda los campos, si el cielo retiene la lluvia, si hay un terremoto o hambre o plaga, enseguida surge el clamor: '¡Los cristianos a los leones!'".
Con relación a lo que hacían en sus propias prácticas religiosas, las referencias a comer el cuerpo y la sangre de Jesús, así como el acostumbrado saludo con un beso, atrajo acusaciones de canibalismo e incesto.
El tercer problema era la naturaleza o el contenido de las creencias de los cristianos. El historiador Tácito hablaba de los cristianos como una "clase odiada por sus abominaciones" que sostenían una "superstición mortífera". Un dibujo encontrado en Roma de un hombre con una cabeza de asno colgado de una cruz da una idea de lo que pensaban los paganos de las creencias cristianas.
Finalmente, la renuencia de los cristianos a ofrecer culto al emperador y a los dioses era considerada una locura, teniendo en cuenta lo que les ocurriría si se negaban. ¿Por qué no ofrecer simplemente una pizca de incienso a la imagen del emperador? En una sociedad pluralista, la estrechez de las creencias cristianas parecía absurda, especialmente considerando lo que sufrirían los cristianos que no se avenían a hacerlo. Según la opinión del populacho general, dice F. F. Bruce, "tal caterva de miserables era claramente digna del exterminio, y toda medida de represión tomada contra ellos por la autoridad podía estar segura de contar con al aprobación popular".
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