viernes, 27 de marzo de 2009

Conocimientos de los condones y del SIDA

Conocimiento de los condones y del SIDAPara evitar el SIDA, las personas sexualmente activas que no son mutuamente monógamas deben conocer el SIDA, conocer los condones, saber que los condones previenen el SIDA, saber cómo obtener condones y saber cómo usarlos correctamente. Population Reports ha analizado los nuevos hallazgos de las Encuestas Demográficas y de Salud (EDS) correspondientes a 27 países de África, Asia y América Latina (ver el Cuadro 5).
Estos datos y otros estudios sugieren que, si las personas han de protegerse a sí mismas y a sus compañeros contra el SIDA, es menester que se eleve el grado de conocimiento. En la mayoría de los países casi todos han oído hablar del SIDA. Los anticonceptivos también se conocen ampliamente. Pero muchas personas que están enteradas del SIDA y de los condones no saben que estos últimos pueden prevenir el SIDA. Esta falta de conocimiento puede ser mortal.

Conocimiento del SIDA
Dos preguntas de las EDS se refieren al conocimiento del SIDA. En una de ellas se pregunta a los entrevistados, sin mencionar el SIDA, que enumeren todas las “enfermedades que puedan transmitirse a través de las relaciones sexuales” que conozcan. En la otra pregunta se menciona la enfermedad por su nombre: ¿Han oído hablar alguna vez de una enfermedad llamada SIDA?” Cuando se les menciona el nombre de la enfermedad, la gran mayoría de entrevistados de cada país dicen haber oído hablar del SIDA. Pero esto no significa necesariamente que sepan cómo se transmite el SIDA ni que puede prevenirse con el uso de condones.
Como sería de prever, es menor el número de personas que mencionan el SIDA cuando se les pide que nombren enfermedades espontáneamente, sin recordárselas. En Malí, por ejemplo, sólo 70% de los hombres casados mencionaron espontáneamente el SIDA, en comparación con 97% que dijeron, cuando se les recordó, que habían oído hablar del SIDA (122). En Haití 77% de las mujeres nunca casadas mencionaron espontáneamente el SIDA, en comparación con 97% cuando se les recordó (87).
En muchos países los hombres están más enterados del SIDA que las mujeres, mientras las mujeres nunca casadas tienden algo más que las mujeres casadas a haber oído hablar del SIDA. Pero en la mayoría de los países de América Latina, prácticamente todos los hombres y mujeres por igual están enterados del SIDA. Las diferencias más grandes entre los hombres y mujeres casados respecto del conocimiento del SIDA se registran en África Occidental. En el caso extremo de Níger, 90% de los hombres casados encuestados en 1997 dijeron que habían oído hablar del SIDA, en comparación con 51% de las mujeres casadas (ver el Cuadro 5).
En otros estudios realizados en China, Papúa Nueva Guinea y Turquía también se ha encontrado considerable falta de conocimiento sobre el VIH/SIDA y otras ITS (59, 299, 320).

Conocimiento de los condones
En su mayoría, las personas que han oído hablar del SIDA también conocen los condones. En general, entre las personas casadas que han oído hablar del SIDA, los hombres tienen más probabilidad que las mujeres de conocer los condones. Entre todos los hombres y mujeres que han oído hablar del SIDA, los hombres nunca casados—el grupo con más probabilidad de estar en riesgo—son los que más tienden a conocer los condones (ver el Cuadro 5).
Una persona que declare conocer los condones puede, por otra parte, no saber mucho acerca de ellos, incluso cómo usarlos correctamente. En un estudio llevado a cabo en Uganda en 1993 se encontró que prácticamente todos los entrevistados habían oído hablar de los condones, pero sólo 1 de cada 10 sabía cómo usar un condón correctamente (283). En un estudio cualitativo realizado en Ghana en 1997 se encontró que muchas mujeres jóvenes evitaban los condones por creer equivocadamente que generalmente se rompen y pueden causar una variedad de problemas de salud (214). En Gujarat, India, un estudio realizado en 1997 reveló que sólo 15% de los entrevistados sabían que un condón no puede volverse a usar, y sólo 7% sabían que no se debe usar un lubricante oleoso con un cóndón de látex (485).

El aborto

Aborto (latín: abortus o aborsus, de aborior, "contrario a orior", "contrario a nacer") es la interrupción del desarrollo vital del feto, antes de que éste haya alcanzado las 20 semanas de gestación. Posteriormente la interrupción se denomina parto pretérmino. Por tanto, el "aborto espontáneo" se refiere al hecho que se presenta de manera natural y sin que medie voluntad de eliminar al nasciturus (el que ha de nacer) por parte de la madre o por parte del médico que atiende el trabajo de parto.
A través de la historia, el aborto inducido ha sido frecuente materia de controversia por sus implicaciones éticas, morales y sociales. Ha sido prohibido o limitado en sociedades diversas y permitido en otras, aunque los abortos continúan siendo comunes incluso donde la presión social y/o la ley se oponen a él.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que los abortos en condiciones sanitarias inadecuadas son una causa mayor de mortalidad femenina, con un total aproximado de 68.000 muertes al año en el mundo, lo que representa alrededor del 13% de las 527.000 muertes maternas, es decir, por razones obstétricas.[1] El porcentaje es muy desigual según las regiones, alcanzando hasta el 30% de las muertes maternas en algunos países.[2] El riesgo es estadísticamente mayor donde el aborto en condiciones clínicas seguras no es accesible, ya sea por razones legales, sociales, económicas o de otro tipo.[3] [4] Este dato ha servido de argumento a favor de la despenalización del aborto, es decir, a favor de que el aborto deje de ser considerado un delito y se legisle con consideraciones específicas para casos específicos.
Por su parte, quienes son contrarios a ampliar la legalización del aborto señalan que en el mundo se realizan del orden de 46 millones de abortos anuales (el 22% de los 210 millones de embarazos que se producen en el mundo al año)[5] , lo que representa la principal causa de mortandad humana[6] .

A propósito del Papa, África, el aborto y los linces

A mí no me extraña que el Papa Benedicto XVI –antes Ratzinger, en su juventud militante de las Juventudes Hitlerianas ¡Ay, ay, ay estos jóvenes!, con las que combatió en 1943 en una unidad antiaérea; durante años Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (Ex Santo Oficio, de tan grato recuerdo), látigo de cualquier movimiento de apertura (Leonardo Boff, Küng) o modernización en esta rancia Iglesia-; no me extraña, digo, que vaya a África y suelte que el preservativo no sólo no sirve para combatir el Sida, sino que su uso, al contrario, “aumenta el problema”. Lo soltó en un continente en el que esta pandemia ha infectado ya a 22 millones de personas, rebajando la esperanza de vida en algunos lugares en 20 años. Echando por tierra todos los esfuerzos de las autoridades locales, en concreto las educativas y sanitarias, que intentan convencer a la población de que deben usar el profiláctico si no quieren enfermar. Dejando patidifusos a las organizaciones internacionales que llevan años trabajando con programas de ayuda para sofocar esta lacra. Dejando perplejos a los propios sacerdotes, monjas y seglares de su Iglesia (los todoterrenos africanos) que no daban crédito a lo que estaban oyendo de boca del bendito descendiente de San Pedro. ¡Magníficas palabras para ser su primer viaje a África! ¡Ojalá vaya poco o no vuelva por allí! ¡Pues el daño hecho es inconmensurable!Puede que alguien interprete que mis palabras son ofensivas (¡cosa de anticlericales!) para el Pontífice, pero he tenido la suerte de conocer los dos países que él ha visitado: Camerún –De Douala a Garoua, hasta perderme por el territorio del rey Bouba- y Angola –de Luanda, la capital, hasta recorrer la carretera costera que te lleva a Namibia- y creo –con humildad- que sé lo que digo. África te pega una bofetada que te cambia la vida; por eso las palabras del Papa allí son inaceptables.Pero a mí no me extraña que lo dijera, porque el ex Ratzinger sabe que su iglesia se mueve mejor entre el dolor y la enfermedad, que sin ella. Así ha sido históricamente: La tierra es un valle de lágrimas. Y sobre esta máxima –y la de manejar magistralmente el miedo que aterroriza a cualquier ser humano- han montado la organización más solvente, rentable, y con más solera de la historia. La prostitución será la profesión más antigua del mundo (nunca había caído en esta coincidencia); pero la Iglesia es la empresa que más sabe de marketing y que mejor lo ha sabido aplicar por los siglos de los siglos. Valiéndose del miedo, la superstición, el sufrimiento, la honestidad y la buena fe de la gente.El pueblo “puteado” –con perdón- y ellos siempre instalados en el poder. El pueblo sufriendo en este Valle de Lágrimas, para ganarse luego el cielo… en la Vida Eterna. Mientras ellos –por si acaso- se montaron su cielo en la tierra, disfrutando de los beneficios del poder o viviendo muy pegaditos a él. Y no hay que remontarse a la Edad Media, donde la Iglesia gobernaba todo con mano de hierro: En la segunda Guerra Mundial, ya sabemos muy bien de qué lado se colocó la Jerarquía Eclesiástica. En la dictadura franquista, mejor no recordarlo. Pero cuando se habla de las más crueles dictaduras, como la de los militares argentinos, ahí estuvo el episcopado y la nunciatura (Pío Laghi), con un mutismo y una insensibilidad incluso cuando los desaparecidos eran sus propios clérigos ¡Un papel inmoral! Y, para que nadie se confunda, me estoy refiriendo siempre a la Jerarquía Eclesiástica, aunque haya extraordinarias excepciones.Si hablamos del tema científico, siempre nos toparemos con la Iglesia poniendo freno –potro de tortura y hoguera- a los avances de la ciencia. ¿Quién se atreve a decirme un solo invento o descubrimiento del hombre, a lo largo de la historia, al que no se opusiera la Santa Madre Iglesia? ¡Las vacunas, las transfusiones, las anestesias, las disecciones de cadáveres, los trasplantes… el movimiento de la Tierra y el mismo pararrayos!Cuestiones todas que sólo procuran el bienestar del pueblo y luchar contra su dolor. ¿Ven cómo es verdad lo del sufrimiento? ¿Ven cómo les va la marcha? ¿Cómo no se van a oponer ahora al trabajo con células madre?La sucursal vaticana en España, o sea, la Conferencia Episcopal Española (C.E.E.) sigue dócilmente el mandato de Roma, e incluso -¡como debe ser!- siempre va un poco más lejos. Llevan años empeñados en acabar con un gobierno elegido democráticamente, cuando no sabemos quién les elige a ellos ni a quiénes representan ni qué legitimidad –además de la divina- tienen. Aunque sí sabemos quién les paga. Ellos, que nunca se han manifestado por nada, salen ahora a la calle o la llenan de carteles y soflamas, siempre contra algo: El matrimonio homosexual, el derecho a una muerte digna, la educación para la ciudadanía, el aborto, las células embrionarias,…Les pagamos sus colegios privados (eufemísticamente “subvencionados”), sus salarios, sus sedes y palacios arzobispales, su calumniadora radio COPE, sus viajes y coches oficiales, sus trajes de gala, sus cónclaves y sus campañas publicitarias…A mí me hubiera gustado que el presidente Zapatero, en esta legislatura, hubiera sido más valiente en este tema y hubiera atendido una reivindicación histórica, como es la de convertir España –como dice la Constitución- en un verdadero Estado Aconfesional (“Ninguna confesión tendrá carácter estatal”). Pero aquí, querido presidente, no ha habido agallas (¡todo sea por los votos!), sino más bien lo contrario, como buena fe puede dar de ello Mª Teresa Fernández de la Vega.Yo habría revisado el Acuerdo con la Iglesia, en el sentido de ayudar a conservar el patrimonio cultural en toda su amplitud, a financiar las organizaciones humanitarias que realizan una extraordinaria labor… y sanseacabó. El resto para el ámbito privado: Fuera la religión de las escuelas, fuera del ejército, fuera de los actos oficiales, fuera de la vida pública española.No entiendo cómo –y eso que la fe mueve montañas- los cristianos de base, la gente solidaria de sus O.N.Gs., los religiosos/as que cuidan de los enfermos, de los ancianos, de los desheredados de esta sociedad; los que trabajan en los países del tercer mundo y en los barrios de las Tres Mil o en el Pan Bendito; es decir, los buenos y valientes cristianos que me merecen todo el respeto, no se rebelan y mandan a hacer gárgaras a esta Jerarquía Eclesiástica. Y nos dejan vivir honestamente, con nuestras reglas democráticas, y en paz.En relación al aborto y a los linces. Me refiero a esa costosísima campaña que hemos pagado los españoles y que ha llenado de vallas toda España. ¡Por favor, ya que se financia con dinero público, que alguien de la C.E.E. nos diga cuánto se han gastado! Me parece una campaña frívola, vulgar, demagógica, inmoral y que sólo persigue confundir al personal.Aunque con lo de los linces y su protección, creo que han dado en hueso. Casualmente estaba escribiendo este artículo junto al Parque de Doñana –Sanlúcar de Barrameda lo han plagado de carteles-, y pregunté a un paisano –ya se sabe de la simpatía natural de los gaditanos- si podría visitar el Parque, a lo que me dijo:Tres años llevo yo esperando “pa visitá” Doñana, cuando antes íbamos a “merendá” cuando nos daba la gana. Y “to” por los bichos “ezos”. Ahora que sepan que ya no pienso ir. Que por mí, se pueden meter los “linses” por los cojones.Por cierto, y ya les dejo, es que no he visto las fotos, ¿Llevaría Benedicto XVI a Camerún sus mocasines rojofuego de Prada y su casulla corta…. o se pondría algo, como más de sport? Por favor, que alguien me lo diga, me muero por saberlo.

viernes, 6 de febrero de 2009

Cardenal Bertone recuerda que "Dios es fuente y garantía de todos los derechos"

El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, señaló que "cuando el Magisterio de la Iglesia habla de los derechos humanos no se olvida de fundarlos en Dios, fuente y garantía de todos los derechos, ni tampoco se olvida de enraizarlos en la ley natural".
En su conferencia "Los Derechos Humanos en el Magisterio de Benedicto XVI" dictada hoy en la sede de la Conferencia Episcopal Española, en Madrid, en ocasión de los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Purpurado recordó "la fuente de los derechos no es nunca un consenso humano, por notable que sea".
El Papa Benedicto XVI, continuó el Cardenal Bertone, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2007, enseña que "el reconocimiento y el respeto de la ley natural son también hoy la gran base para el diálogo entre los creyentes de las diversas religiones, así como entre los creyentes e incluso los no creyentes". Noticia completa en ACI.

alguna de las 25 frases de la religion y el estado

25.-Es necesario salvaguardar la dignidad de la persona humana, propugnar una amplia visión de las relaciones sociales que incluya el diálogo Estado-Iglesia, que refuerce la colaboración con las instituciones civiles para el desarrollo integral de la persona y el derecho a la libertad religiosa, que facilite el libre ejercicio de la misión evangelizadora de la Iglesia y que señale el deber de la sociedad y del Estado de garantizar espacios donde los creyentes puedan vivir y celebrar sus creencias. En este contexto, la Iglesia pide hacia su misión en el mundo, manifestada en variadas formas individuales y comunitarias, la misma actitud de respeto y autonomía que ella muestra hacia las realidades temporales.



6.- Todo hombre vive de un entramado de sueños y realidades. Todos aspiran hoy a una vida donde reine la paz y la justicia. Cuando defienden un derecho no mendigan un favor, reclaman lo que les es debido por el solo hecho de ser hombre. Por eso se llaman derechos naturales, innatos, inviolables e inalienables, valores inscritos en el ser humano.



15.- El Santo Padre pone de relieve, en primer lugar, la responsabilidad que incumbe al Estado: todo Estado tiene el deber primario de proteger a la propia población frente a las violaciones de los derechos humanos. Es decir, le incumbe un papel activo en la defensa y protección de los derechos, hasta el punto de que esta es su misión esencial.